domingo, 26 de septiembre de 2010

La Llegada

Opole, 25 de Septiembre de 2010, 9.30 de la mañana. Incomprensiblemente ya me ha dado tiempo de ducharme, deshacer la maleta y organizar el cuarto. Y es que en Polonia amanece a las 6 am, nos acostamos a más de las 3, verás tú esta tarde…

Pero esto no empieza aquí, viajemos casi 24 horas antes. Aeropuerto de Málaga (AGP), 16.00. Tras haberme "mareado" de la cuantiosa escasa (y cara) ingesta de San Jacobos en el único sitio que había en el aeropuerto para comer (que no fuese McDonalds) intento localizar a dos chavales que estudian teleco. Los encontré de casualidad el día de antes por un foro, también van a Opole y cogen el mismo vuelo que yo, les saludo y quedamos en vernos dentro. Me despido de mi familia, poco después estoy montado en el avión, salimos con retraso (para variar), el vuelo… digamos que sin incidencias.

Justo antes de despegar

Volar con Ryanair o es una porquería o tiene sus atractivos, aparte de viajar puedes irte de feria mientras viajas. Que si quiere ud un café, que si un chocolate calentito, que si unos bollos, un cubata, una cerveza, una coca-cola, una mirinda, que si papeletas rasca y gana, que si lotería, que si perfumes... Y así 3 horas y media.

Granada desde el aire

Al llegar a Wroclaw, en realidad se pronuncia Vroshwav, aunque yo tambien decía Groclah hasta ayer mismo, el aeropuerto parecía inmenso, al menos en pistas. Cuando bajamos a por el equipaje hasta agobiaba de pequeño que era, bueno, mejor dicho era acogedor, como mi coche. Tras recoger las maletas damos con otra gente de erasmus, unos van a Wroclaw y otros… ¡¡¡A OPOLE!!! Y yo que pensaba que viajaría solo. También conocemos a dos chicas de Málaga que hacen noche en Wroclaw y al día siguiente parten para Poznan, su destino. Cambiamos dinero y vamos a por los tickets del bus que nos llevará a la estación de tren (Wroclaw Glowne). En el bus vamos los de Opole y las dos chicas que van a Poznan, se nos agrega una mujer mayor rusa, que también ha venido en el avión con nosotros y va a Varsovia. Sólo he cogido un bus urbano hasta ahora pero pocas ganas dan de volver a hacerlo, la conducción de nuestro querido “autobusero” merecería una entrada en si misma, de hecho si se confirma que no es un caso aislado prometo proceder a realizar un estudio detallado de ésta cuestión.

Aeropuerto de Wroclaw

Nos bajamos en la estación de tren, aquí las chicas que van a Poznan se despiden, ¡nos veremos en alguna quedada! Empezamos a no entender nada, no hay ningún cartel en inglés y de Polaco estamos como de vergüenza, encima ¡obras! Si se siente uno como en casa… Con el norte absolutamente perdido viene la primera coña del día (o quizá de la noche), aparece una chica polaca que estuvo de erasmus en Granada, hablaba español de lujo, nos lleva a por los tickets y nos orienta en donde y como coger el tren, le agradecemos todo y nos contesta: “al menos puedo devolver lo bien que se portaron en España conmigo” (para que luego digan que los granainos somos unos malafollas).

Llegamos a una garita en mitad de los andenes, allí se supone que venden billetes. Se acercan dos de las chicas que vienen a Opole también, vuelven rezando en arameo, no se han enterado de nada y no porque ellas no pusieran atención. Allí hay una señora que vendía tickets, me recordó a una superma de Móstoles pero en polaca, me acerco a preguntarle con mala hostia, como me vacile le voy a liar una en castellano que se va a doctorar en la lengua de Cervantes…. La tía no tenía ni papa de inglés, empiezo a gesticular, Opole, when (señalando el reloj), how much (haciendo el gesto con las manos), me apunta 19 zl en un posit. Bien, ya sabemos algo más. Ve ud señora, que ¿quien no se entiende es porque no quiere?

Empiezan a llegar trenes, que ladillazo de trenes colega, los que asaltaban John Wayne en sus westerns eran más modernos. Hacemos un montón con las maletas y nos ponemos todos alrededor en círculo, la cartera casi había que pegársela al culo con loctite, o al menos era la impresión que daba. Vamos por turnos a un kiosko a comprar algo, ¡agua por favor! me como el sándwich que compré en Málaga, en verdad no lucía sus mejores galas pero me supo a gloría del hambre que tenía. Se acercan las 0.00 y nuestro tren sale 8 minutos después, allí nadie sabe nada. Le pregunto a una chica y sólo me sabe decir que en el andén en el que estamos sale el tren de Varsovia. Seguimos buscando y un señor mayor, en un inglés correctísimo, nos soluciona la papeleta, nos dice que el tren de Varsovia es el nuestro y que hace parada en Opole y que viene 20 minutos tarde.

Por fin llega el tren, la gente se pone muy nerviosa para subirse, no lo entendemos, pero decidimos correr también, cuando llegamos al vagón entendemos por qué corrían. No se si ocurrirá en todos sitios, pero había muy pocos asientos y mucha gente, aquello parecía el Corte Inglés cuando abre para las rebajas, menuda avalancha.

Tomo asiento frente a un señor mayor y al lado de una chica (muy guapa por cierto), nada mas empezar a andar el tren empiezan a hablar en polaco, este idioma debió inventarlo satanás porque no hay manera de entender nada, absolutamente nada. El señor no hace más que sacar un cd de “Los Miserables” y a hacer chistes, bueno supongo que eran chistes porque se descojonaban ambos dos. Al rato le pregunto a la chica cuantas paradas faltan para Opole, me dice que dos, el señor mayor también hablaba inglés y bastante bien.

A mí me habían dicho que la gente en Polonia era reacia a los turistas y extranjeros, que de inglés lo justo y eso con suerte. Pues nosotros o hemos tenido la coña del siglo o en Polonia la gente habla más inglés y es bastante más amable de lo que comentan. Como curiosidad antes de bajarnos en Opole había un polaco rajando del gobierno y de la mierda de trenes, y apreciaba el fútbol y la cocina española, en castellano. Estoy seguro que hay más polacos que hablan castellano que españoles que hablen Polaco.

A las 1.45 de la noche por fin llegamos Opole, al bajarnos del tren allí estaban nuestras mentoras esperándonos, Claudia y Natalia. Nos buscan taxis y nos llevan hasta la residencia.

La primera impresión es que a pesar de la desorganización y la desinformación que hay con respecto a transportes la gente se ha portado de lujo con nosotros y eso en un sitio desconocido y extraño (por ahora) es de agradecer y mucho.

Parece que me va a gustar esto.